» Ruta Sur
Permite recorrer la parte sur de la isla accediendo al mirador de Fedorentos y al Buraco do Inferno. La ruta comienza en la caseta de información de Ons, que está justo al final del muelle. Desde allí sube por una fuerte y corta pendiente inicial y atraviesa O Curro, el núcleo más importante de población. En su primer tramo, paralela a las playas de la costa sureste: tras la primera de ellas, Area dos Cans, se puede divisar, el grupo de rocas donde se encuentra O Laxe do Crego, sarcófago antropomorfo datado en el medievo y desde entonces objeto de múltiples leyendas. Un poco más allá, aparece la Playa de Canexol y su frágil complejo dunar, actualmente en proceso de recuperación. Frente a ella, al otro lado del camino, la antigua casa rectoral con sus tradicionales hórreos, la escuela, el cercano cementerioy la iglesia vieja son parte de la historia del hombre en la isla. Las viviendas que se encuentran en el camino, algunas de ellas aún hoy habitadas, formaban los barrios de Canexol y Pereiró. El camino nos conducirá, en unos 45 minutos desde el inicio de la ruta, al hermoso mirador de Fedorentos , desde donde nos ofrece las mejores vistas al cercano islote de Onza y a la entrada de la Ría de Pontevedra, viéndose al fondo el majestuoso archipiélago de las Cíes. Volviendo un poco atrás hacia el oeste, está el Buraco do Inferno, donde los continuos embates del océano han construido esta curiosa formación geológica, un agujero de más de 30 metros que se comunica con el mar, produciendo un sonido ronco inolvidable, entre los verticales acantilados que componen esta zona de la isla. Desde aquí seguimos bordeando la costa occidental hasta alcanzar la Ensenada de Caniveliñas.
» Ruta Norte
Con un desnivel de 100 m, recorre la parte norte de la isla cruzando la misma por su parte más estrecha y paseando por encima del acantilado de su fachada atlántica. Esta ruta parte del muelle de As Dornas, llamado así por el nombre que recibían las antiguas embarcaciones de este pueblo marinero. Pasa por el pequeño pueblo de Curro y al llegar al cruce principal, frente a la iglesia, continúa por la pista asfaltada de la isla, que llega hasta el Faro de Ons. Ésta asciende suavemente por la vertiente este de la isla, dejándonos contemplar la extensa Ría de Pontevedra y la recortada Costa da Vela. El camino continúa subiendo hacia el Norte, hasta llegar al punto más alto del itinerario: el cruce en el que se juntan la pista que viene del Faro. Hasta aquí se tarda unos 40’ aproximadamente. El camino continúa hacia el norte entre tojos, brezos y retamas, con el inmenso Océano Atlántico como continuo fondo escénico. Si la visibilidad lo permite, desde aquí se puede divisar la Isla de Sálvora, con Ribeira al fondo, la entrada de la Ría de Arousa y la punta de la península de O Grove. El camino, ahora descendente, sigue ondulando hasta llegar a un cruce en el que si giramos a nuestra izquierda nos dejará, en unos quince minutos, en el mirador de Punta Centolo. Después de unas 2h de recorrido, este espectacular balcón, situado en el extremo Norte de la Isla de Ons, nos permitirá disfrutar de una de las vistas más bellas y completas del litoral: Sálvora, ahora muy cercana con la costa ribeirense y la recortada sierra del Barbanza; detrás la península de O Grove, A Lanzada, la Ría de Pontevedra, la pequeña Ría de Aldán, Costa da Vela, Onza y las Islas Cíes como telón de fondo. La importancia de este lugar, además de paisajística, radica en que se trata de una de las zonas de cría de cormorán moñudo y gaviota patiamarilla, las dos especies de aves marinas más abundantes y representativas del Parque Nacional; por esta razón, el acceso al mirador se encuentra restringido desde el 15 de Febrero hasta el 31 de Julio, época de nidificación de dichas aves. Al contrario de las siempre bulliciosas gaviotas, que jugarán con el viento a nuestro lado, para observar a los huidizos cormoranes moñudos deberemos fijarnos en los peñascos e islotes más alejados, donde se agrupan para secar su negro plumaje al sol. Pasaremos por Punta Liñeiros y Punta Xubenco, hasta llegar a la playa de Melide, el arenal más hermoso de Ons. Hace años, Melide era el lugar escogido por muchos visitantes para pasar largas temporadas en la isla; de ésta época tan solo pervive la tradición nudista de la playa, ya que actualmente sólo se permite acampar en la zona establecida para ello, en el lugar de Chan da Pólvora. Próximo a la bajada a la playa, al sur de la misma, comienza el camino que bordeando la costa este de Ons, nos llevará al punto de partida. Al principio, entre eucaliptos, que poco a poco van dejando sitio a la vegetación autóctona, como algunos jóvenes carballos, laureles e incluso un ejemplar de Cytisus insularis, una retama por ahora sólo descrita en Ons y Sálvora, que podemos observar en el camino, junto a un pequeño saúco. Cuando el matorral se hace predominante, será interesante echar la vista atrás para ver el Alto de Centulo y Melide, con la barra arenosa de A Lanzada al fondo. Al poco, llegando al barrio de Cucorno y tras la ladera cubierta de sauces, se puede divisar parte de la linterna del Faro.
» Ruta del Faro
Esta ruta parte de la caseta y sube hacia el Curro, el principal núcleo de población de la isla. A nuestra derecha, las primeras casas que encontramos y que hoy son las dependencias de parte del personal del parque, cuentan parte de la historia de la isla; allí se ubicó la primera fábrica de salazón, a mediados del S.XIX, hecho que cambió la vida de los isleños, modificando parte de su actividad pesquera y propiciando un periodo de bonanza económica y un crecimiento notable de la población residente. Más tarde, después del cierre de la fábrica a comienzos del S.XX, se instaló allí la familia Riobó, por aquel entonces propietaria de la isla. Una vez en el cruce principal, después de atravesar el pueblo, continúa la ruta por la pista asfaltada que comienza ascendiendo suavemente hacia el suroeste. A unos 200m a la derecha podemos observar uno de los casales que mejor muestra la arquitectura propia de la zona: planta rectangular, piso bajo, puertas y ventanas orientadas hacia el Este, galpón, hórreo y un espacio para guardar la dorna, embarcación pesquera tradicional, en seco. Antes de tomar la siguiente curva, las espléndidas vistas de la Ría de Pontevedra nos harán hacer un pequeño alto en el camino. Serpentea ahora entre antiguos campos de cultivo. Un poco después, unas cuantas casas diseminadas nos avisan de que hemos llegado al barrio de Cucorno. Al fondo, se recorta la gran torre hexagonal del Faro de Ons. Actualmente no es posible, salvo autorización expresa, acceder al recinto del Faro, así que nos desviaremos, 100 m antes del mismo, por una pista que a nuestra izquierda se dirige hacia la parte oeste de la isla. En unos minutos estaremos junto al desvío que accede al pequeño helipuerto y al que merece la pena acercarse, ya que allí es desde donde mejor se contempla el magnífico edificio del Faro. Situado en el punto más alto de la isla, a 119m sobre el nivel del mar, eleva su linterna hasta los 128m; junto con el de Sálvora, es uno de los pocos que quedan en España aún atendidos por fareros. De forma ininterrumpida desde 1926, año en el que empezó a funcionar, primero con petróleo y hoy en día a través de un sistema de placas solares, su potente haz de luz sirve de guía a las numerosas rutas marítimas que recorren las Rías Baixas. Después de imaginarnos la dura pero interesante vida de un farero, volveremos sobre nuestros pasos para retomar la pista anterior, que desemboca en la que bordea toda la costa oeste. Nos dirigiremos hacia el Sur (a nuestra izquierda), siguiendo el camino que desciende entre el espeso matorral de tojos, brezos y jaras que comienzan a perder terreno frente a las duras condiciones que impone el océano atlántico, lo que comprobamos en los recortados acantilados modelados por la fuerza del agua. La Ensenada de Caniveliñas, que poco a poco va llenando nuestro campo de visión, es el profundo entrante que determina la zona más estrecha de la isla, de unos 350m de ancho
» Ruta del Castelo
Es la más corta de las rutas y la más transitada y va desde el muelle de atraque hasta la antigua batería del Castelo das Rodas. El primer punto de interés de esta ruta, es la Playa de As Dornas, un pequeño arenal que recibe su nombre de las antiguas embarcaciones usadas por los isleños, las dornas. Este tipo de embarcaciones, herencia de las primitivas naves normandas que en el S.X invadieron estas costas y que fueron adaptadas por los isleños a las condiciones y tipo de pesca de la zona, podían verse en gran número en este fondeadero natural. Hoy en día, tan sólo algunas de ellas, prácticamente en desuso, descansan en la arena. Subiendo las escaleras junto a la fuente, entre árboles, se encuentra una pequeña zona de descanso equipada con mesas de madera que dejaremos a nuestra izquierda para tomar el sendero, que discurre bordeando suavemente la costa hacia el norte. Si miramos hacia atrás, aparece el muelle de Ons y tras él, la costa sur de la Ría de Pontevedra. El mar, a nuestra derecha, modela incansable el perfil de la costa, trabajo que muestran las rocas durante la bajamar. Cruzamos una pequeña vaguada en la que el arbolado autóctono de rivera, como los sauces, nos indican la presencia de agua dulce, que en estas islas, a diferencia de Cíes, es abundante. Un poco más adelante, mirando hacia la izquierda a la altura de un pequeño claro, veremos asomarse la linterna del Faro de Ons, a 128m sobre el nivel del mar. El camino, que ahora serpentea entre un corredor de espinos, endrinos, jaras, tojos y helechos sobre una mullida alfombra de tréboles y silenes, nos llevará hasta el mirador do Castelo (15 minutos desde el muelle), antigua fortificación de carácter defensivo, hoy en día en ruinas, y que encontraremos a la derecha del claro en el que desemboca el sendero. Esta magnífica atalaya nos ofrece unas hermosas vistas de toda la costa oriental de la Isla de Ons y de la Ría de Pontevedra. Hacia el Norte, en primer plano, vemos la Playa de Melide, el arenal más hermoso y emblemático de la Isla de Ons. Al Sur, el muelle, Curro, la playa de Canexol, la pequeña Isla de Onza y al fondo, casi siempre entre brumas, el archipiélago de Cíes. Siguiendo la línea de costa, destaca el recortado perfil de Costa da Vela, la pequeña Ría de Aldán, Bueu, el interior de la Ría de Pontevedra y hacia el Norte, la espectacular playa de A Lanzada.
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